DÍA DE LA CERO DISCRIMINACIÓN PONER FIN A LAS DESIGUALDADES
Poner fin a las desigualdades
El Día de la Cero Discriminación se celebra cada año el 1 de marzo. Este año, ONUSIDA destaca la necesidad urgente de actuar para poner fin a las desigualdades de ingresos, sexo, edad, estado de salud, ocupación, discapacidad, orientación sexual, uso de drogas, identidad de género, raza, clase, etnia y religión que siguen existiendo en todo el mundo.
En el Día de la Cero Discriminación de este año, ONUSIDA quiere subrayar la imperiosa
necesidad de emprender medidas para acabar con las desigualdades que siguen
existiendo en todo el mundo con relación a los ingresos, el sexo, la edad, el estado de
salud, el trabajo, la discapacidad, la orientación sexual, el consumo de drogas, la identidad
de género, la raza, la clase social, la etnia y la religión.
La desigualdad está aumentando en más del 70 % de la población mundial, lo cual no
hace sino exacerbar el riesgo de la división y obstaculizar el desarrollo económico y social.
Además, la COVID-19 está golpeando con máxima crudeza a las personas más vulnerables.
Incluso ahora, a medida que van apareciendo vacunas contra la COVID-19, se observa
una ingente desigualdad en lo que al acceso a ellas se refiere. Así, son muchos ya los que
hablan del apartheid vacunal.
El enfrentarnos a las desigualdades y acabar con la discriminación es fundamental para
poner fin al sida. El mundo ahora está lejos del camino para llegar a hacer realidad el
compromiso compartido de acabar con el sida para el año 2030. Y ello no se debe a una
falta de conocimiento, capacidad o medios, sino a las grandes desigualdades estructurales
que obstaculizan las soluciones que está demostrado que funcionan en lo relativo a la
prevención y el tratamiento del VIH. Por ejemplo, una investigación reciente apunta a que
los gais y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres tienen el doble
de posibilidades de contraer el VIH cuando viven en un país con un enfoque punitivo que
cuando viven en un entorno en el que gozan de la legislación de apoyo adecuada.
Abordar la desigualdad no es, en absoluto, un compromiso nuevo: en el año 2015 todos
los países prometieron reducir la desigualdad dentro de sus fronteras y entre ellos como
parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, no es algo que el mundo
haya logrado aún. Hacerle frente a las desigualdades, además de ser un elemento central
para acabar con el sida, ayudará a promover los derechos humanos de las personas
que viven con el VIH, preparará mejor a las sociedades para vencer la COVID-19 y otras
pandemias, y servirá de apoyo para la recuperación económica y la estabilidad. Si
cumplimos nuestra promesa de abordar la desigualdad, lograremos salvar millones de
vidas y la sociedad en su conjunto saldrá beneficiada. Para ello, debemos plantar cara a
la discriminación en todas sus formas.
No obstante, para lograr la dignidad para todos, las medidas políticas, económicas y
sociales tienen que proteger los derechos de todas las personas, y debemos prestar
especial atención a las necesidades de las comunidades más marginadas y menos
favorecidas.
Acabar con la desigualdad exige un cambio transformador. Se precisan mayores esfuerzos
para erradicar la pobreza extrema y el hambre, y, asimismo, es necesario invertir más en
salud, educación, protección social y trabajos dignos.
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